HOLÍSTICO

Un Camino Integral – Oriente y Occidente contra el Cáncer

Cuando un médico se encontró en la silla del paciente, diagnosticado con cáncer en el cuello, no acudió directamente a los tratamientos convencionales. En cambio, viajó a la India para ver a un terapeuta Ayurvédico. Él comparte su desafiante viaje y cómo usó una combinación de medicina oriental y occidental para curarse. A continuación, su relato:


 

El comienzo del camino

Con sólo una muselina, me tumbo en una mesa de madera dura manchada del color de la caoba después de años de masajes con aceite. Una brisa cálida agita un sari carmesí blanqueado por el sol montado a lo largo en la pared de malla de alambre que separa la sala de tratamiento del jardín y las palmas de coco del exterior. Krishna Dasan, el terapeuta Ayurvédico que trabaja en mí, desliza una bolsa aceitosa llena de hojas recién cortadas, ajo y limón en trazos largos desde mi pecho hasta mis piernas. Durante la terapia, al detectar un área de tensión muscular, se detiene y frota de un lado a otro sobre la zona primero con golpes cortos e intencionados antes de resumir con golpeteos más pronunciados.

Cuando la bolsa se enfría, Krishna se la da a su asistente, Shashi, quien la vuelve a poner en una burbuja de aceite con infusión de cúrcuma sobre una llama de gas de un solo quemador y le da a Krishna una caliente. Después de golpear la bolsa una o dos veces en la mesa para enfriarla y eliminar el exceso de aceite, Krishna dibuja círculos firmes a cada lado de mi pecho. El aire es fragante con un olor más a comida que a medicina, que me recuerda vagamente a sopa de chícharos hecha en casa.

Porque le preocupa que el aceite caliente pueda causar que las células cancerosas metastásicas en los nódulos linfáticos de mi cuello se expandan, Krishna masajea esa área muy ligeramente. Unos días antes de que comenzáramos estos tratamientos, su gurú, Chandukutty Vaidyar, un anciano médico Ayurvédico, le había advertido que tuviera cuidado. Normalmente, Vaidyar, cuyo nombre es la palabra Malayalam para “Doctor” se niega a tratar a los pacientes con cáncer, pero como fui su estudiante durante años, hizo una excepción.

“No espero que el Ayurveda cure mi cáncer”, le digo a Krishna. Parece aliviado. “Sólo quiero estar lo más descansado y equilibrado posible antes de someterme a los tratamientos pesados”.

Me imagino los masajes y remedios herbales, que me habían ayudado mucho en el pasado, al menos me darían una mejor oportunidad de superar lo que estaba por venir. Y, aunque no hay evidencia científica que apoye la idea, sospecho que incluso pueden aumentar mis posibilidades de curarme.

 

Esperanza en la India

Unos días después de comenzar esta ronda de tratamientos Ayurvédicos, noté que mi amígdala ya no está cubierta con una película grisácea, sino que ahora es de color rosa brillante y se ve más pequeña en el espejo. Cuando muevo mis dedos a través de los ganglios linfáticos en mi cuello, como lo he hecho miles de veces en pacientes, parece que también se están haciendo más pequeños. Krishna está de acuerdo. Durante las próximas semanas, esta tendencia continúa, con una progresiva, leve disminución en el tamaño de los tumores. No creo que ésto vaya a ser suficiente para erradicar el cáncer, por lo que todavía estoy planeando recurrir a la atención convencional, pero parece una confirmación de que lo que estoy haciendo está marcando una diferencia

Al decidir ir a la India para recibir tratamientos Ayurvédicos antes de comenzar la quimiorradiación, recuerdo algo que aprendí en la escuela de medicina: el cáncer es potencialmente mortal, pero en la mayoría de las circunstancias, no es una emergencia. Es por eso que me estremezco cuando las personas se apresuran en los tratamientos antes de haber tenido una oportunidad de considerar cuidadosamente sus opciones. Para cuando un cáncer es diagnosticado, a menudo se ha ocultado en el cuerpo durante años, a veces durante una década o más. Es por esto que, retrasar algunas semanas el tratamiento no afecta mucho, a menos que haya una situación crítica como un tumor que obstruye un tracto respiratorio o compromete otra estructura vital.

Lo que es crucial para mí es tener la mejor atención posible, no, como he oído decir a los pacientes de “sacar el cáncer de mí tan pronto como sea posible “. Tengo el lujo de no estar en una emergencia, por lo que soy capaz de hacer una investigación extensa, de hablar con mis seres queridos, consultar a colegas y obtener segundas opiniones de otros profesionales de la salud.

 

Comienza la quimioterapia

Menos de un mes después de la India, llego a un importante centro médico en el sureste de los Estados Unidos para tratamientos contra el cáncer. El aire acondicionado en el hospital está helado. Llevo un gorro marrón, una de varios que mi cuñada, Madelyn, compró para mí. Antes de que se administre el medicamento de quimioterapia Cisplatin, la enfermera trae un vaso de papel con dos píldoras contra las náuseas. Una es un poderoso corticosteroide llamado Decadron, la otra un nuevo agente anti-nausea que se dice ser más efectivo que otros fármacos en el pasado.

Sin embargo, por si acaso, y para ayudar a prevenir las náuseas, no he bebido nada más que agua tibia durante los últimos dos días. Tomé la decisión de renunciar a la comida después de leer un informe en una revista de oncología que encontró que los pacientes que ayunaron durante sus tratamientos de quimioterapia reportaron pocas o ningunas náuseas. Sentado en el centro de infusión, mastico rebanadas de jengibre fresco, un remedio Ayurvédico casero para las náuseas.

Mientras el contenido amarillo de la pequeña bolsa de Cisplatino gotea en una bolsa más grande de solución salina que corre en una vena en mi brazo, no lo veo como una droga tóxica, aunque sé muy bien que lo es. En cambio, imagino que es un néctar sanador que fluye dentro de mí y que circula a lo largo de mi cuerpo. Me recuesto en la silla de plástico, miro por la ventana a los pocos árboles en este paisaje urbano, y canto mantras en silencio.

 

Yoga en el tratamiento

La postura de yoga que está resultando más útil para mí es un giro restaurativo propenso. Para realizarla, me siento con mis rodillas dobladas hacia el lado derecho de mi cuerpo con mi pie derecho acunado en el arco de mi pie izquierdo.

Mientras desciendo mi torso hacia mi cojín cilíndrico de apoyo, giro la columna vertebral y mi cabeza a la izquierda. Justo antes de que mi pecho caiga sobre el cojín cilíndrico, doblo mi cuello a dirección opuesta, de modo que mis rodillas y mi cabeza estén en la misma dirección. Mi respiración se profundiza mientras me sumerjo.

Este es un hermoso tramo entre el cuello y la caja torácica, que me ayuda a preservar el movimiento amenazado por la radiación. Y debido a que este giro propenso es una postura reparadora, puedo mantenerla durante mucho tiempo. Por días, he estado cansado e incapaz de hacer mucha práctica de yoga. Algunas mañanas, simplemente pararme y levantar mis brazos por encima de la cabeza parece demasiado. Me quedo 20 minutos en el giro, luego entro en la postura del otro lado.

Ayer, Madelyn me encontró dormido en la pose. Podría haber estado allí 45 minutos. Normalmente eso nunca sucede.

 

Los resultados

Tres meses después del tratamiento de quimioterapia, regreso al hospital para otra exploración PET y evaluar mi respuesta. Me dicen que las áreas que se iluminaron en mis pruebas iniciales hace siete meses, indicando cáncer, han vuelto a la normalidad. Ninguno de mis médicos, los cuales me examinan con cuidado, encuentran evidencia de cáncer en la boca o en los ganglios linfáticos. Tengo lo que llaman una “respuesta clínica total”.

En mi experiencia como médico, los tratamientos contra el cáncer pueden ser usados en exceso y ser demasiado agresivos. Para muchos tumores malignos, incluido el mío, un enfoque integrador que incluye lo mejor de la medicina científica moderna, pero que también aborda las muchas áreas de la mente, el cuerpo y el espíritu que el campo descuida sistemáticamente, parece ofrecer la mayor esperanza.

Los sistemas holísticos de la medicina, como el Ayurveda y la medicina tradicional china, funcionan como un jardinero orgánico que hace que las plantas (en este caso el cuerpo) sean más resistentes al fortalecer el suelo en lugar de simplemente verter pesticidas. Pero, a veces, se necesitan ambos. Un aspecto del buen cuidado holístico es que da la bienvenida a tratamientos como medicamentos y cirugía cuando parecen las herramientas adecuadas para el trabajo. Se podría decir que, el camino integrador que elegí para lidiar con el cáncer, incorporó los productos químicos tóxicos de la quimioterapia con los efectos que mejoran el suelo de la dieta, la reducción del estrés y los remedios a base de hierbas.

No elegí esta aventura del cáncer. Pero veo claramente que mis elecciones pusieron en marcha el karma que llevó hacia él. Al tratar con él tan hábilmente como me fue posible, dada la colección imperfecta de información que había acumulado al momento, hice lo mejor que pude. Y, en general, estoy feliz con las elecciones que tomé.

Todo lo que puedes hacer es lo mejor que puedes hacer en un momento dado y no dudar de ti mismo. Esa es la habilidad en acción: la definición del Yoga del Bhagavad Gita. ¿Es también Yoga el usar tu vida y tu lucha para aprender y crecer, transformando lo que parecen eventos malos en eventos que te pueden servir? El Yoga enseña que ésto es posible, a través de tus acciones, para cambiar algún mal karma en buen karma.

 

El camino holístico

Elegí el camino holístico, dando un pequeño paso a la vez y tratando de ver aspectos específicos de mi situación con la esperanza de cambiar el todo en una dirección útil. Atendí mi estructura, mi respiración, mi sistema nervioso y mi mente. Además de los tratamientos Ayurvédicos, recibí docenas de tratamientos de acupuntura y visitas regulares a un fisioterapeuta para un trabajo corporal llamado liberación miofascial. Y continué mi viaje de excavación psicológica, desechando actitudes y comportamientos que pudieron haberme servido en mi infancia difícil pero que ya no necesito.

Aún cuando he trabajado muy duro para superar el desafío del cáncer, también he renunciado a la ilusión de que puedo controlarlo. Después de recibir las noticias que había estado esperando en mi cita de seguimiento, aprendí que hay un 5 a 10 por ciento de probabilidades de que el cáncer reaparezca en los primeros tres años. Optimista como soy, soy consciente de que mis esfuerzos pueden no haber sido suficientes.

Parte de mi esperanza es que sé que si el cáncer reaparece, tengo herramientas para ayudarme a superarlo. Para sanar incluso si yo no puede ser curado. Para vivir con cuanta vida me quede con alegría, júbilo y amor. Y la urgencia que ha traído mi diagnóstico es vivir la vida más plenamente. De traer aún más pasión y disciplina al trabajo para el que siento he venido a hacer en este planeta.

 

Adaptado de “Saving My Neck: A Doctor’s East/West Journey through Cancer” por Timothy McCall, MD, © 2018 Timothy McCall (Whole World Publishing). McCall es el autor del bestseller “Yoga as Medicine” y ha sido editor médico de “Yoga Journal” desde 2002. Más información en drmccall.com.

Iliana

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